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jueves, 26 de abril de 2018







  

EL COCHE LISTO TONTO 
     Por fin estoy reverentemente acabado, luzco entre relucientes losas y muros de cristal, y puedo ver por la calle unas pequeñas unidades de carbono con manos y piernas que pasan deprisa y no se fijan en mi, sin embargo otros se paran y me miran con ojos codiciosos, puedo ver como les causo concupiscencia, abren la boca y se degustan con su propia lengua. Me preguntaba porque no me cogían, me lamian, se arrodillaban me adoraban y besaban mis orgullosas ruedas pensantes ya que de ellas pegadas a la tierra emanaba todo mi orgullo
     Son tantas las preguntas sin respuesta.
     Hoy alguien se ha atrevido a entrar en mi santuario sagrado, ha puesto sus manos en mi volante y me ha profanado. Su parte infroposterior; me ha oprimido el asiento; creí que me asfixiaba. Intente olerlo pero no echaba olor a gasolina. Pronto una sacudida eléctrica recorrió todo mi estudiado cuerpo, y un algo superior empezó a moverme por un mundo con espacios desconocidos y complejos. ¿Espero que sepa lo que hace?, porque otros colegas pasaban muy cerca de mí. Mi primera perplejidad fue el semáforo en rojo, yo creí que era para que pasaran los coches rojos pero allí nadie se movía y tuve que hacer cola. No sabía yo que la mitad de mi vida me la pasaría haciendo la espera.
     Aquél día dormí en un sitio diferente, no habían descarados cristales, ni personas que me miraran, solo un viejo coche a mi lado, era menos potente que yo, pero se le notaba una gran experiencia, dos o tres bollados pequeños, unos cuantos antiestéticos roces que parecían arrugas y una enigmática pintura desgastada.
     -Hola, me dijo aquella noche con la luz roja de emergencia de la cochera. Tú eres un último modelo, te deseo una movida estancia entre nosotros coche rumboso, lleva cuidado con los golpes que producen achaques, y flatulencias, y el ser superior que te guía, que te guíen bien, por tu bien y sobre todo por el bien suyo, y ahora con tu permiso voy a seguir durmiendo.
     -Vaya una enigmática y profunda reflexión que me ha soltado este.  Luego miré otros coches, pero estaban dolorosamente lejos, así que me desconecte de todo y me aletargue de aquel novedoso día.
     Al  siguiente un cosquilleo recorrió mi cuerpo, y me puse atento, subí una cuesta insignificante y luego por calles de asfalto y bordillo, y más calles, y más bordillo hasta que llegué a aparcamiento  junto a un coche blanco que me estuvo hablando todo el rato de pronósticos y probabilidades de accidentes hasta que por fin se marchó.
     Como se nota que es un coche ya mayor, yo sin embargo, soy tan joven y agraciado.
      Al rato, llegó un perro más negro que mis ruedas, y empezó a olerme con su órgano olfativo como si yo fuera la bebida de los dioses, que seguramente lo era.
    Empecé a sentirme tratado con expresión afectiva y cariñosa sentí que yo era merecedor de algo, ¡yo tenía merito!
     Entonces un líquido correoso recorrió mi rueda, mi máquina redonda que gira sobre el eje se puso perdida, la orina en abundancia resbalaba sobre el tapacubos y el caucho y caían al mineral negro y no me dejaba Pensar.
      La humillación recibida fue espantosa, fui consciente de mi bajeza, de de mi condición inferior, y de que el mundo que se ve desde el escaparate que te ofrece la vida no tiene nada que ver con la realidad; mi carruaje está caliente, el fluido transparente que nos rodea está lleno de sonidos y susurros y además estos se suceden unos con otros, ¿por qué no se parara todo? Miré el sol en lo alto, ese debe de ser el culpable, pero no se movía, ¿o sí?, lo observe un rato, y vi que cada vez estaba más alto, ¿Cómo se podía elevar un cuerpo sobre la superficie de la tierra?, al rato comprobé que volvía a caer, es seguro que algún día les caerá encima.
     Entonces note la presencia de mi dueño; yo le abrí el seguro y él entró 
     Me molesto que no advirtiera la presencia en mi rueda del líquido correoso que no me dejaba pensar.
     Seguí por caminos públicos anchos y espaciosos y acabe en un lugar destinado a aparcar transitoriamente automóviles. A mi lado había un árbol, de su tronco salían unas ramas que se dividían y subdividían, y desde la parte más alta me cayó un lúcido excremento, seguro que no es de hormiga pensé.
     El lugar se fue llenando de gente, algunos coches bocazas dejaban oír su música. El lugar se fue llenando de personas y me fueron quitando el espacio que legalmente me pertenecía, alguno se sentó sobre mí y uno de ellos arrastro el excremento de pájaro sobre mi reluciente chapa con su pantalón blanco. Pusieron sus receptáculos de vidrio en mí, dejando cercos en mis láminas de acero; me apretujaban, me movían, hasta que algo muy íntimo reventó dentro de mí y saltaron todas las alarmas.
     Me dejaron en paz y empecé a mirar a la luna, seguro que una noche de estas les caerá encima porque se ve muy cerca, pero que hermoso es su color, me recuerda a mi mismo; si su color y el mío que son de la misma onda se pudieran fundir en uno solo seriamos amor eterno. Luego me enteré de que la luna tenía demasiados amantes.  
       Entonces llegó mi dueño y me puse alerta. Y por caminos que ya conocía, me encontré de nuevo con mi deslucido vecino.
     -Sabes. Me dijo. Hoy tampoco he salido, me lo he pasado aquí meditando y he llegado a la conclusión de que aun no somos nada, pero algún día seremos tan perfectas máquinas que podremos dominar a la raza humana porque su coraza es blanda, yo le di a uno una vez y lo deje paralizado, además ellos siempre están riñendo como mis dueños, se reprimen unos a otros, se pelean, son unos
seres débiles que apenas corren nada.     -No digas eso de nuestros creadores, ellos nos hicieron de la nada y nos elevaron a categorías de máquina. Lo que me gustaría saber es quien hizo a ellos porque parecen salvajes, fíjate que manchas me han dejado en mí frenética carrocería.
     -Déjate de tonterías que en asuntos de manchas soy capitán y pon a pensar tus ruedas a ver de que están hechos estos seres de lástima, que mañana quiero una respuesta.
    En el garaje se hizo la oscuridad roja, y el silencio  solo era interrumpido por el lento paso de las cucarachas.
     Al día siguiente me lleve una tremenda sorpresa al ver caer volúmenes de hidrogeno y oxigeno sobre mi acerado cuerpo y las ruedas pisaban ese liquido de agua y no podía pensar, aquello supondría la muerte química o algo peor.
     Busqué dentro de mí urgentemente y descubrí que yo tenía un corazón
     Un aparato generador de fuerza, claro un corazón llevo dentro de mí, aquello me alivió y me dispuse a pensar con él. No estaba mal, me hizo más agudo y más sencillo, empecé a fijarme en las humildes máquinas esparcidas por toda la ciudad y me dieron pena al verlas tan inferiores a mí. Algunas tan pobres, que la gente se acercaba y le echaba limosnas por una ranura y ellas le daban un autógrafo. Otras vi muy altas que sobresalían de los edificios. Vivian en la calle, delgaduchas, sin apenas fuerzas, sin un techo, aquello me causó tristeza, morirán oxidadas por la acida lluvia que caía incesante.
     Pare junto a una que se hallaba en la niñez, muy pobre porque iba cargada de basura.
     -Por que vives de la basura, le pregunte.
     -Y que quieres que haga, no soy un transporte blindado, soy del ayuntamiento y no tengo padrinos ni familia de acogida, mi existencia se lo debo a la basura humana, fíjate si soy simple que cuando nací mis creadores se partieron de un ataque de risa.
     Pero mira aquí estoy. Te dejo que vienen a buscarme; ¡no
pueden vivir sin mí!
     Lo vi alejarse con su carga de inmundicia y sueños
incumplidos.
 Me gustaría tanto ayudar a todos, desde que pienso con el corazón, mis dos aurículas y mis dos ventrículos me llegan cargados de afectos, hasta la gasolina me parece más pura, y el aceite esta cien por cien.
     De pronto le sorprendió algo, enfrente suyo estaban atando una bicicleta a una farola.
     -Hola, le dijo, quiero preguntarte si gastas gasolina.
     -Que dices. Le respondió la bici. Yo soy ecológica.
     -O sea. Le contesto el coche. Que eres pobre y además comes poco porque te veo con esas ruedas tan deficitarias.                                                           
     -No es eso, es que a mí el nervio me come, mi tejido compuesto es todo un diseño, mi fuerza pasa por la cadena, y me pueble llevar hasta un chaval,
     -¿Qué soy?
     -Desde luego, un tanque no.
     -Que chistoso.
     -Perdona, solo quería preocuparme por tu salud, porque he visto algunas máquinas que lo pasan verdaderamente mal, y no digas que estas bien porque te vas a ahorcar con ese candado que te han puesto.
     -Eso lo dices porque aun no conoces el cepo de la policía, ni las cadenas que atan al ser humano, ni las cadenas de los puertos, ni las cadenas de desguace. Son muy tristes tantas cadenas. Y  lo más triste es que puedo pensar poco con estas ruedas deterioradas.  
     -Se me parte el motor, le dijo el coche.
     -Ahora ya está saliendo el sol. Le dijo la bicicleta. Ya puedo viajar, mi dueño se acerca; ya me está quitando esta cerradura suelta que me ata a otra materia. Adiós, soy libre con un culo encima que nunca sabré si está lleno y medio vacío.
     Que máquina tan ineficaz e indefensa, de buena gana les prestaría mis cojinetes
     Entonces vi aparecer a mi dueño con una maquina en la oreja, hablaba con ella y luego se la metía en el bolsillo, que horror, no era un dueño, era un desmontable. Se sentó  y me fije en su muñeca que llevaba otro instrumento, entonces todos estamos hechos de una combinación de piezas resistentes, cuando se lo diga a mi amigo el “labia” que está en la cochera no se lo va a creer.
     Por el camino estuve observando el pequeño instrumento en su muñeca, giraba y giraba y siempre volvía al mismo sito, aquello me mosqueo porque no te llevaba a ninguna parte.                                                                      
   De pronto oí una potente sirena, era uno que tenía prisa y daba ráfagas de luz con terrible autoridad y todos se apartaban para darle paso.
     No cabe duda, estos son los que mandan, te podían hacer la vida fácil o imposible; para ejercer ese poder ¿se nace o se hace?, a ellos todos le abren paso, no les paran; son ellos los que pueden parar, es la perfección del poder. Entonces llegó uno y me dio un roce en la matricula.
     -Que haces, no ves que me has rozado.
     -Claro que lo veo, pero la culpa es del atasco. Le contesto.
     -No, la culpa es tuya que eres lento, así que arréglame el daño que me has hecho, o que venga la policía.
     -No, la policía no que me desguazan, porque tengo algunos desajustes de golpes anteriores y posteriores, a ti te gustaría que te suprimieran como a ese que lleva la grúa y que ya están mecánicamente muerto. Yo estuve una vez casi así y te juro que es horrible; te  retuercen cada una de tus piezas y luego para ponerte bien te invaden en lo más íntimo; y aún así, te dejan achaques. Pero mira la policía ya está dando paso, nos marchamos o seguimos aquí, lo digo por lo del golpe.
     -Vámonos, porque soy benevolente, y te indulto de corazón, ¿pero si me pillas pensando con la ruedas?
     Avanzó delante de mí, y le pude ver los boyados. Que efímeros somos pensé.
     -Mi amigo el de la cochera llevaba razón son seres caóticos, cuando le cuente lo que ha pasado y le explique lo difícil que es todo….
    Cuando llegué a mi habitáculo, estaba allí, pero tenía algo distinto.
     -Hola le dije, ya tengo respuestas, nosotros y los que nos hicieron  estamos hechos se raras piezas que se llevan en el cuerpo, en la muñecas en el habitáculo, en las orejas. Pero cuando esas piezas se deterioran ¿donde vamos a parar? O todo
vuelve al principio.
     -Que insulso te veo, le contesto el coche viejo. Tus pensamientos son muy cortos. Hoy he recibido la visita de un tejedor mecánico que venía con mí dueño y me ha puesto una novedosa batería; ahora soy todo energía, ya no me importa lo que me pase, ya sé dónde iremos, no iremos a ninguna parte, porque he descubierto que somos energía, y esta se trasfiere de un lugar a otro y en todas partes esta su morada. Cuando estaban apegado al mundo por las ruedas todo era terrenal, ahora he descubierto la verdadera y propia sustancia y en ella me transformaré cuando el desguace lo considere oportuno.
     -Oye, estas con un espíritu muy elevado. Le contesto. Seguro que vas a ser feliz cuando te encuentres en la cadena de desguace.
     -Si lo seré, porque la energía es indestructible.
     -No tendrás miedo de sus ruedas de acero dentadas.
     -No porque la fuerza no elimina  la materia solo la aplasta.
     -Pero tu cuerpo te lo rajaran y te dolerá.
     -Si, pero mi energía me salvara del dolor,
    -Está bien, veo que lo tienes todo pensado, pues nada, te dejo, espero que algún día, además de pensar con las ruedas y el motor, puedas pensar también con la energía, medita todo eso.
     -Y en el silencio del garaje la energía de la bombilla roja desapareció.