EL COCHE LISTO TONTO
Por fin estoy reverentemente acabado, luzco entre
relucientes losas y muros de cristal, y puedo ver por la calle unas pequeñas
unidades de carbono con manos y piernas que pasan deprisa y no se fijan en mi,
sin embargo otros se paran y me miran con ojos codiciosos, puedo ver como les
causo concupiscencia, abren la boca y se degustan con su propia lengua. Me
preguntaba porque no me cogían, me lamian, se arrodillaban me adoraban y
besaban mis orgullosas ruedas pensantes ya que de ellas pegadas a la tierra
emanaba todo mi orgullo
Son tantas
las preguntas sin respuesta.
Hoy alguien
se ha atrevido a entrar en mi santuario sagrado, ha puesto sus manos en mi
volante y me ha profanado. Su parte infroposterior; me ha oprimido el asiento;
creí que me asfixiaba. Intente olerlo pero no echaba olor a gasolina. Pronto
una sacudida eléctrica recorrió todo mi estudiado cuerpo, y un algo superior
empezó a moverme por un mundo con espacios desconocidos y complejos. ¿Espero
que sepa lo que hace?, porque otros colegas pasaban muy cerca de mí. Mi primera
perplejidad fue el semáforo en rojo, yo creí que era para que pasaran los
coches rojos pero allí nadie se movía y tuve que hacer cola. No sabía yo que la
mitad de mi vida me la pasaría haciendo la espera.
Aquél día
dormí en un sitio diferente, no habían descarados cristales, ni personas que me
miraran, solo un viejo coche a mi lado, era menos potente que yo, pero se le
notaba una gran experiencia, dos o tres bollados pequeños, unos cuantos
antiestéticos roces que parecían arrugas y una enigmática pintura desgastada.
-Hola, me
dijo aquella noche con la luz roja de emergencia de la cochera. Tú eres un
último modelo, te deseo una movida estancia entre nosotros coche rumboso, lleva
cuidado con los golpes que producen achaques, y flatulencias, y el ser superior que te guía, que te guíen bien, por tu bien y sobre
todo por el bien suyo, y ahora con tu permiso voy a seguir
durmiendo.
-Vaya una
enigmática y profunda reflexión que me ha soltado este. Luego miré otros coches, pero estaban
dolorosamente lejos, así que me desconecte de todo y me aletargue de aquel
novedoso día.
Al siguiente un cosquilleo recorrió mi cuerpo, y
me puse atento, subí una cuesta insignificante y luego por calles de asfalto y
bordillo, y más calles, y más bordillo hasta que llegué a aparcamiento junto a un coche blanco que me estuvo
hablando todo el rato de pronósticos y probabilidades de accidentes hasta que
por fin se marchó.
Como se
nota que es un coche ya mayor, yo sin embargo, soy tan joven y agraciado.
Al rato,
llegó un perro más negro que mis ruedas, y empezó a olerme con su órgano
olfativo como si yo fuera la bebida de los dioses, que seguramente lo era.
Empecé a
sentirme tratado con expresión afectiva y cariñosa sentí que yo era merecedor
de algo, ¡yo tenía merito!
Entonces un
líquido correoso recorrió mi rueda, mi máquina redonda que gira sobre el eje se
puso perdida, la orina en abundancia resbalaba sobre el tapacubos y el caucho y
caían al mineral negro y no me dejaba Pensar.
La
humillación recibida fue espantosa, fui consciente de mi bajeza, de de mi
condición inferior, y de que el mundo que se ve desde el escaparate que te
ofrece la vida no tiene nada que ver con la realidad; mi carruaje está
caliente, el fluido transparente que nos rodea está lleno de sonidos y susurros
y además estos se suceden unos con otros, ¿por qué no se parara todo? Miré el
sol en lo alto, ese debe de ser el culpable, pero no se movía, ¿o sí?, lo
observe un rato, y vi que cada vez estaba más alto, ¿Cómo se podía elevar un
cuerpo sobre la superficie de la tierra?, al rato comprobé que volvía a caer,
es seguro que algún día les caerá encima.
Entonces
note la presencia de mi dueño; yo le abrí el seguro y él entró
Me molesto que no advirtiera la presencia en mi rueda del líquido
correoso que no me dejaba pensar.
Seguí por caminos públicos anchos y espaciosos y acabe en un lugar
destinado a aparcar transitoriamente automóviles. A mi lado había un árbol, de
su tronco salían unas ramas que se dividían y subdividían, y desde la parte más
alta me cayó un lúcido excremento, seguro que no es de hormiga pensé.
El lugar se fue llenando de gente, algunos coches bocazas dejaban oír su
música. El lugar se fue llenando de personas y me fueron quitando el espacio
que legalmente me pertenecía, alguno se sentó sobre mí y uno de ellos arrastro
el excremento de pájaro sobre mi reluciente chapa con su pantalón blanco.
Pusieron sus receptáculos de vidrio en mí, dejando cercos en mis láminas de
acero; me apretujaban, me movían, hasta que algo muy íntimo reventó dentro de
mí y saltaron todas las alarmas.
Me dejaron en paz y empecé a mirar a la luna, seguro que una noche de
estas les caerá encima porque se ve muy cerca, pero que hermoso es su color, me
recuerda a mi mismo; si su color y el mío que son de la misma onda se pudieran
fundir en uno solo seriamos amor eterno. Luego me enteré de que la luna tenía
demasiados amantes.
Entonces llegó mi dueño y me puse alerta. Y por caminos que ya conocía,
me encontré de nuevo con mi deslucido vecino.
-Sabes. Me dijo. Hoy tampoco he salido, me lo he pasado aquí meditando y
he llegado a la conclusión de que aun no somos nada, pero algún día seremos tan
perfectas máquinas que podremos dominar a la raza humana porque su coraza es
blanda, yo le di a uno una vez y lo deje paralizado, además ellos siempre están
riñendo como mis dueños, se reprimen unos a otros, se pelean, son unos
seres débiles que apenas corren nada. -No digas eso de nuestros creadores, ellos nos hicieron de la nada y nos
elevaron a categorías de máquina. Lo que me gustaría saber es
quien hizo a ellos porque parecen salvajes, fíjate que manchas me han dejado en
mí frenética carrocería.
-Déjate de
tonterías que en asuntos de manchas soy capitán y pon a pensar tus ruedas a ver
de que están hechos estos seres de lástima, que mañana quiero una respuesta.
En el garaje
se hizo la oscuridad roja, y el silencio
solo era interrumpido por el lento paso de las cucarachas.
Al día
siguiente me lleve una tremenda sorpresa al ver caer volúmenes de hidrogeno y
oxigeno sobre mi acerado cuerpo y las ruedas pisaban ese liquido de agua y no
podía pensar, aquello supondría la muerte química o algo peor.
Busqué
dentro de mí urgentemente y descubrí que yo tenía un corazón
Un aparato
generador de fuerza, claro un corazón llevo dentro de mí, aquello me alivió y
me dispuse a pensar con él. No estaba mal, me hizo más agudo y más sencillo,
empecé a fijarme en las humildes máquinas esparcidas por toda la ciudad y me
dieron pena al verlas tan inferiores a mí. Algunas tan pobres, que la gente se
acercaba y le echaba limosnas por una ranura y ellas le daban un autógrafo.
Otras vi muy altas que sobresalían de los edificios. Vivian en la calle,
delgaduchas, sin apenas fuerzas, sin un techo, aquello me causó tristeza,
morirán oxidadas por la acida lluvia que caía incesante.
Pare junto
a una que se hallaba en la niñez, muy pobre porque iba cargada de basura.
-Por que
vives de la basura, le pregunte.
-Y que
quieres que haga, no soy un transporte blindado, soy del ayuntamiento y no
tengo padrinos ni familia de acogida, mi existencia se lo debo a la basura
humana, fíjate si soy simple que cuando nací mis creadores se partieron de un
ataque de risa.
Pero mira
aquí estoy. Te dejo que vienen a buscarme; ¡no
pueden vivir sin mí!
Lo vi
alejarse con su carga de inmundicia y sueños
incumplidos.
Me gustaría
tanto ayudar a todos, desde que pienso con el corazón, mis dos aurículas y mis dos ventrículos me
llegan cargados de afectos, hasta la gasolina me parece más pura, y el aceite
esta cien por cien.
De pronto
le sorprendió algo, enfrente suyo estaban atando una bicicleta a una farola.
-Hola, le
dijo, quiero preguntarte si gastas gasolina.
-Que dices.
Le respondió la bici. Yo soy ecológica.
-O sea. Le
contesto el coche. Que eres pobre y además comes poco porque te veo con esas
ruedas tan deficitarias.
-No es eso,
es que a mí el nervio me come, mi tejido compuesto es todo un diseño, mi fuerza
pasa por la cadena, y me pueble llevar hasta un chaval,
-¿Qué soy?
-Desde luego,
un tanque no.
-Que
chistoso.
-Perdona,
solo quería preocuparme por tu salud, porque he visto algunas máquinas que lo
pasan verdaderamente mal, y no digas que estas bien porque te vas a ahorcar con
ese candado que te han puesto.
-Eso lo dices
porque aun no conoces el cepo de la policía, ni las cadenas que atan al ser
humano, ni las cadenas de los puertos, ni las cadenas de desguace. Son muy
tristes tantas cadenas. Y lo más triste
es que puedo pensar poco con estas ruedas deterioradas.
-Se me
parte el motor, le dijo el coche.
-Ahora ya
está saliendo el sol. Le dijo la bicicleta. Ya puedo viajar, mi dueño se
acerca; ya me está quitando esta cerradura suelta que me ata a otra materia.
Adiós, soy libre con un culo encima que nunca sabré si está lleno y medio
vacío.
Que máquina
tan ineficaz e indefensa, de buena gana les prestaría mis cojinetes
Entonces vi
aparecer a mi dueño con una maquina en la oreja, hablaba con ella y luego se la
metía en el bolsillo, que horror, no era un dueño, era un desmontable. Se
sentó y me fije en su muñeca que llevaba otro instrumento, entonces todos
estamos hechos de una combinación de piezas resistentes, cuando se lo diga a mi
amigo el “labia” que está en la cochera no se lo va a creer.
Por el camino estuve observando el pequeño
instrumento en su muñeca, giraba y giraba y siempre volvía al mismo sito, aquello me mosqueo porque no te llevaba a ninguna
parte.
De pronto oí
una potente sirena, era uno que tenía prisa y daba ráfagas de luz con terrible
autoridad y todos se apartaban para darle paso.
No cabe
duda, estos son los que mandan, te podían hacer la vida fácil o imposible; para
ejercer ese poder ¿se nace o se hace?, a ellos todos le abren paso, no les
paran; son ellos los que pueden parar, es la perfección del poder. Entonces
llegó uno y me dio un roce en la matricula.
-Que haces,
no ves que me has rozado.
-Claro que
lo veo, pero la culpa es del atasco. Le contesto.
-No, la
culpa es tuya que eres lento, así que arréglame el daño que me has hecho, o que
venga la policía.
-No, la
policía no que me desguazan, porque tengo algunos desajustes de golpes
anteriores y posteriores, a ti te gustaría que te suprimieran como a ese que
lleva la grúa y que ya están mecánicamente muerto. Yo estuve una vez casi así y
te juro que es horrible; te retuercen
cada una de tus piezas y luego para ponerte bien te invaden en lo más íntimo; y
aún así, te dejan achaques. Pero mira la policía ya está dando paso, nos
marchamos o seguimos aquí, lo digo por lo del golpe.
-Vámonos,
porque soy benevolente, y te indulto de corazón, ¿pero si me pillas pensando
con la ruedas?
Avanzó
delante de mí, y le pude ver los boyados. Que efímeros somos pensé.
-Mi amigo
el de la cochera llevaba razón son seres caóticos, cuando le cuente lo que ha
pasado y le explique lo difícil que es todo….
Cuando
llegué a mi habitáculo, estaba allí, pero tenía algo distinto.
-Hola le
dije, ya tengo respuestas, nosotros y los que nos hicieron estamos hechos se raras piezas que se llevan
en el cuerpo, en la muñecas en el habitáculo, en las orejas. Pero cuando esas
piezas se deterioran ¿donde vamos a parar? O todo
vuelve al principio.
-Que
insulso te veo, le contesto el coche viejo. Tus pensamientos son muy cortos.
Hoy he recibido la visita de un tejedor mecánico que venía con mí dueño y me ha
puesto una novedosa batería; ahora soy todo energía, ya no me importa lo que me pase, ya sé dónde iremos, no iremos a ninguna
parte, porque he descubierto que somos energía, y esta se trasfiere de un lugar
a otro y en todas partes esta su morada. Cuando estaban apegado al mundo por
las ruedas todo era terrenal, ahora he descubierto la verdadera y propia
sustancia y en ella me transformaré cuando el desguace lo considere oportuno.
-Oye, estas
con un espíritu muy elevado. Le contesto. Seguro que vas a ser feliz cuando te
encuentres en la cadena de desguace.
-Si lo
seré, porque la energía es indestructible.
-No tendrás
miedo de sus ruedas de acero dentadas.
-No porque
la fuerza no elimina la materia solo la
aplasta.
-Pero tu
cuerpo te lo rajaran y te dolerá.
-Si, pero
mi energía me salvara del dolor,
-Está bien,
veo que lo tienes todo pensado, pues nada, te dejo, espero que algún día,
además de pensar con las ruedas y el motor, puedas pensar también con la
energía, medita todo eso.
-Y en el
silencio del garaje la energía de la bombilla roja desapareció.